El cambio climático es solo una de las muchas maleficencias del consumismo masivo que ha dominado en las últimas décadas.
Los consumidores deben lidiar diariamente con esa urgencia de comprar productos, muchos de los cuales no son imprescindibles en su vida cotidiana.
Para satisfacer esta demanda, muchas fábricas, principalmente las grandes fábricas, han incrementado su producción hasta niveles casi industriales, implicando un proceso de fabricación rápido y continuo. Este vertiginoso ritmo de producción desencadena altos niveles de contaminación y otros problemas medioambientales, ya que las industrias se ven forzadas a decidir entre velocidad y cantidad versus sostenibilidad, para lo cual es una práctica normal no reciclar, ni reutilizar materiales, y que las repercusiones se reflejan en la situación del medioambiente.
La industria contaminante de la moda
La industria de la moda no es una excepción. Las fábricas textiles son responsables del 20% de todos los desechos tóxicos que se vierten al agua. La producción de un solo par de pantalones denim (jeans) aporta miles de litros de agua a la polución del medioambiente.
Con la misión de proporcionar productos artesanos y sostenibles que colaboren en la preservación del medioambiente, nace la empresa Blue Loop, que promueve soluciones innovadoras mediante el reciclaje y el respeto por la flora y la fauna.
La compañía Blue Loop dista mucho de aquellas marcas que externamente producen sus prendas, muchas veces en países asiáticos donde las condiciones laborales son penosas. En estas fábricas son frecuentes los trabajadores jóvenes explotados que no tienen acceso a ningún tipo de educación y que trabajan en ambientes de seguridad precaria.
Este tipo de modelo de negocio genera una economía lineal «de producir, consumir y tirar» lo que conlleva la tirada a la basura de muchos recursos. El modelo de Blue Loop, en cambio, es una economía circular donde se prima el aprovechamiento de los materiales y se reduce la producción de residuos.
